Cuando los dientes están apiñados, separados, rotos, torcidos, teñidos o descoloridos, podemos aplicar una resina (composite) para reconstruir los dientes y hacerlos parecer naturales.
La principal (y no la única) ventaja de los composites sobre las carillas de porcelana es la de ser un tratamiento reversible, que dejan abiertas todas las posibilidades de aplicar en el futuro otras técnicas mejores que pudieran llegar a desarrollarse. Para las carillas de porcelana tenemos que tallar de medio a un milímetro de espesor del diente para compensar el grosor de la porcelana pero si tallamos el diente la reversibilidad desaparece aunque para el odontólogo , dan menos trabajo ya que se delega en el laboratorio.
Las carillas de composite cubren al diente con varias capas de composite que, necesariamente tendrán que ser finísimas para evitar un sobrecontorno exagerado. Esto significa que no trabajamos con volúmenes sino con capas muy delgadas de material. El procedimiento tiene por tanto, más de pintura que de escultura.
Los vehículos de transporte por tierra se pueden clasificar en cuatro categorías: los que tienen dos ruedas, lo que tienen tres, los que tienen cuatro y los que tienen más. Pero ni todos los de dos ruedas ni todos los de cuatro o más son iguales. No se puede comparar un patinete con una moto ni una furgoneta con un deportivo. Con los composites ocurre lo mismo o parecido.
Los composites empleados en los dientes posteriores para hacer reconstrucciones (empastes) no son ni tienen las mismas cualidades ni características que los composites empleados para reparar y embellecer los dientes anteriores. Por ello no se colocan y modelan igual y su técnica es mucho más exacta si cabe y precisa.
Se aplican y pincelan distintas capas de distintas resinas (distintas composiciones y distintos colores o tintes) que nos donarán las propiedades que necesitemos ya sea dar brillo como tapar y corregir zonas oscuras o de separación. Se dan forma y se endurecen con una luz LED que los seca y da firmeza. Finalmente el diente se alisa y se pule.
Una de las características más importantes de estos composites es que son fluorescentes. Si, suena raro pero nuestros dientes son fluorescentes, la dentina emite una luz blancoazulada al ser irradiada con luz de alrededor de 360 nm de longitud de onda (corresponde al ultravioleta próximo y se conoce como luz de Wood o luz negra). Los composites normalmente no son fluorescentes , esto hace que en ambientes pobres en luz visible, pero ricos en luz ultravioleta (discoteca) los dientes se ven de un blanco brillante y las restauraciones y/o empastes de los dientes anteriores se vean grises.
Por otra parte las fuentes de luz visible (el sol, las lámparas fluorescentes y halógenas, los flashes de fotografía…) emiten también ultavioletas y estimulan la fluorescencia del del diente. Esta fluorescencia no se ve, porque queda enmascarada por la iluminación ambiente, pero está ahí, y en los algunos composites no se produce. En cambio de un tiempo a esta parte algunos fabricantes se han aplicado a ofrecérnoslos, lo que ha contribuido a mejorar el aspecto de nuestros trabajos, porque la fluorescencia favorece el mimetismo de los composites y aporta una impresión de naturalidad, en cualquier condición de iluminación.
Una de las fases finales una vez terminadas las carillas es el pulido del material. Un pulido correcto es la buena imagen del trabajo no solo porque es lo que se puede ver y apreciar por el tacto si no que es necesario para garantizar una longevidad en cuanto a aspecto estético.
El pulido elimina la última capa que es la peor fraguada y por tanto la más sensible a los cambios de color e hidratación. Por otra parte, un composite de superficie rugosa retendrá placa bacteriana y pigmentos, que mancharán la restauración en poco tiempo.
Es cierto que ambos, paciente y odontólogo llegan a la fase de pulido cansados pero hay que dedicarle el tiempo es necesario. Es frecuente que en trabajos donde hay varias carillas, esta fase sea dentro de unos días, para que el pulido sea perfecto y no influya el cansancio físico ni visual.
Dra. Mónica Arranz y Dra. Lola Terrés